La Preboda en Albarracín,

 de Merche y Juan.

Preboda ❤️ en Albarracín, Teruel. 

Pasamos una tarde de lo mas divertida entre el río, los trigales recién segados y el relajado paseo por las calles de Albarracín.

Merche y Juan son una pareja de románticos que nada mas conocerse, su forma de comunicarse era mandarse canciones por el móvil, canciones cuyas letras, se verían reflejados sus sentimientos, así canción a canción y día a día forjaron el amor que se procesan.

Albarracín en Teruel es un lugar maravilloso para una sesión de fotos de preboda. Con sus hermosas calles empedradas, río y paisajes naturales, proporciona el ambiente perfecto para capturar momentos mágicos e inolvidables. Me alegra saber que disfrutaron de una tarde divertida y relajada en este lugar encantador.

Sin duda, el reportaje de su preboda debe ser una muestra hermosa del amor que se procesan. Espero que hayan disfrutado al máximo de este momento tan especial en su vida y les deseo lo mejor en su futuro juntos. ¡Que su amor perdure y crezca con el tiempo!

Os dejo aquí el reportaje de su preboda, espero os guste.

La Preboda en Albarracín,

Teruel  de Merche y Juan.

 

Rafa Soriano Fotógrafo

 

 

 

 

CATEGORIAS: PREBODAS 

Preboda en Albarracín, Teruel

La voz a ti debida, Pedro Salinas

Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

 

 

 

 

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